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12 noviembre, 2018

TerrorMolins 2018 ~ Día 3

Ayer fue una extensa jornada a la que sacamos gran partido con la variada programación que el festival tenía preparada para ser proyectada en La Peni, además con el aliciente de que todas las sesiones eran gratuitas para así dejar que el público más curioso o indeciso pudiese venir a probar esta experiencia si todavía no lo había hecho. Por la mañana se dio cabida a los más pequeños con las sesiones TerrorKids, y por la tarde ya pasamos a la programación habitual.

Además, decir también que a lo largo de todo el domingo se desarrollaron en La Gòtica los Molins Horrors Games, jornada lúdica en la que los asistentes pudieron disfrutar de diferentes juegos de mesa que de una manera u otra están vinculados al género del terror, y donde el equipo organizativo daba todo tipo de soporte al público, tanto a los más iniciáticos como a los más experimentados, sin ningún límite de edad.

Por otra parte, nosotros hicimos una visita a la exposición De Palma vs De Palma que se exhibe en Ca N'Ametller hasta el 25 de noviembre, en la que coincidimos por suerte con el propietario de los afiches y objetos que allí se exhiben, Jordi Batet Trias. Desde la apertura y durante casi dos horas, nos hizo un recorrido por toda la sala explicando tanto anécdotas del director y sus películas como de las suyas propias referentes al coleccionismo. Una maravilla escucharle con tanta pasión y amor por el cine, en este caso de su icono favorito, Brian de Palma.

Pero bueno, comenzaba la tarde cinéfila con el curioso documental sobre una de las figuras que a lo largo de su carrera ha dedicado y sigue dedicando a la divulgación de temas parapsicológicos y esotéricos, así como al rodaje de varios films con la misma temática. Se trataba de El pionero. El cine parapsicológico de Sebastià d'Arbó (2018), dirigido por Luís Esquinas Chanes.

Siendo el propio Arbó el narrador y guía del mismo, nos hace un repaso biográfico desde su infancia hasta día de hoy, incidiendo sobretodo en la primera trilogía fílmica que dedicó al subgénero parapsicológico, precursora en este país en una época en la que era muy complicado sacar adelante proyectos de este tipo. La ilusión que se le nota contando todo lo referente a cada rodaje, tanto él como los implicados directamente, hacen que las complicaciones y falta de presupuesto que sufrieron queden como una anécdota, destacando sobretodo el todo es posible cuando el equipo que lo lleva a cabo está en comunión.

Continuábamos con otra de las novedades que este festival traía al circuito y que todavía no había sido proyectada en ningún otro certamen, ya que se trataba de una premier mundial. La producción de origen nacional Anunnaki: Los caídos del cielo (2018), dirigida por Joan Frank Charansonnet y Rubén Vilchez.

Con casi todo el equipo de la película subido al escenario para presentarla, los directores nos hicieron un breve resumen desde cómo fue su gestación hasta el día de hoy en que se puede proyectar en una sala de cine. Y es que se entiende que este tipo de trabajos con tan poca financiación cueste sacarlos adelante, pero solamente con pasión no se consigue todo. El batiburrillo de géneros y el exceso de recursos estilísticos hacen que al final se pierda interés por la línea argumental principal, la cual podría parecer más interesante con una mayor consistencia en el conjunto global. Aún así, desde un punto de vista más cariñoso, pueden destacarse las escenas más cómicas y locas, que en más de un momento sacan la sonrisa del espectador (pero sin saber si era esa la intención principal).

Y para hacer honor al leitmotiv del festival, la siguiente proyección era la primera de las cuatro sesiones retrospectivas que se le dedican este año al gran Brian De Palma, la maltratada Dressed to kill(1980).

Había llovido bastante desde que vimos esta película por última vez, pero nunca con la posibilidad de hacerlo en una sala de cine. Puntuación extra para una revisita a este clásico del suspense, alguna vez comparado con el maestro de este subgénero, que además trata temas bastante controvertidos para su época y que quizá por ello no tuvo la aceptación que se merecía. De todas formas, hoy día creo que ya tiene el respeto que siempre ha merecido, sobretodo por esa maravillosa técnica cinematográfica a la que se suma la genial banda sonora de Pino Donaggio. Y es que todo ello visto y escuchado en estas condiciones, hacen que la experiencia sea fantástica.

La siguiente era una proyección especial dentro de la sección Peeping Tom, ganadora del premio a mejor largometraje de ficción en la pasada Muestra de Cine Latinoamericano de Lleida y que precisamente nos presentaba su director, Juan Ferrer. Se trata del inusual thriller de producción argentina y primera y única película tras las cámaras del director Sebastián Perillo, Amateur (2018).

Curioso y entretenido film con una línea argumental básica y bien definida, pero que durante su desarrollo el director juega con el espectador dando giros a cada cual más imprevisible. Con un ritmo en constante ascendencia, pasamos desde la seriedad del thriller clásico hasta el despiporrante fin de fiestas, utilizando para ello pequeñas dosis de sexo, sangre y humor negro. Con un reparto bien dirigido que le aporta credibilidad a la historia (dentro de los parámetros que propone), esta película ha sido una grata sorpresa para nosotros.

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