Folk horror clásico hipervitaminado...
Sinopsis
La historia de una estudiante de enfermería de cuidados paliativos que está acosada por un trauma de su pasado que tiene un efecto desorientador en su presente: su relación, su carrera y su capacidad para funcionar...
Wildcard Films
Esta realizadora irlandesa ya se dio a conocer con su primer largometraje, The Devil's Doorway (2018), el cual pasó por algunos de los festivales de cine fantástico de nuestro país, cosechando buenas críticas. Desde entonces, no ha dejado de flirtear con el género de terror, pero ahora, con esta última película, parece haber llegado a su punto más álgido.
La principal característica que la hace destacable es el estar hablada en gaélico prácticamente en su totalidad. Quizá para alguno no sea un rasgo determinante para su desarrollo, más que valorar el uso de una lengua en peligro de extinción, pero aparte de ello, la verdad es que le da otro aliciente cuando estamos hablando de folk horror clásico.
A lo que sí que hay que darle más importancia es a la mezcla de subgéneros que hace sin perder por ello el interés o la calidad de la película. Lo más atrayente es su atmósfera, la cual se va cargando poco a poco y volviéndose más opresiva a medida que avanzamos en la trama, llevando al espectador a los terrenos del terror psicológico. Pero además, va cruzando la frontera de ida y vuelta al drama, al suspense e incluso al terror más explícito, haciéndola harto entretenida.
Los pilares, por supuesto, son las actuaciones de sus dos principales protagonistas, las cuales interpretan sus papeles a la perfección en un arco evolutivo que las irá uniendo cada vez más a medida que conocemos sus historias. Ese nexo común es el que las llevará al detonante final, donde en su última media hora despliega todo su potencial.
En definitiva, la combinación de elementos que ha realizado la directora irlandesa es quasi perfecta, desde la trama, los decorados e incluso hasta la banda sonora que son productos de kilómetro 0. La fórmula le ha salido redonda para que los amantes del terror clásico podamos disfrutar de ella, incluso en más de un visionado. Muy recomendable.
La principal característica que la hace destacable es el estar hablada en gaélico prácticamente en su totalidad. Quizá para alguno no sea un rasgo determinante para su desarrollo, más que valorar el uso de una lengua en peligro de extinción, pero aparte de ello, la verdad es que le da otro aliciente cuando estamos hablando de folk horror clásico.
A lo que sí que hay que darle más importancia es a la mezcla de subgéneros que hace sin perder por ello el interés o la calidad de la película. Lo más atrayente es su atmósfera, la cual se va cargando poco a poco y volviéndose más opresiva a medida que avanzamos en la trama, llevando al espectador a los terrenos del terror psicológico. Pero además, va cruzando la frontera de ida y vuelta al drama, al suspense e incluso al terror más explícito, haciéndola harto entretenida.
Los pilares, por supuesto, son las actuaciones de sus dos principales protagonistas, las cuales interpretan sus papeles a la perfección en un arco evolutivo que las irá uniendo cada vez más a medida que conocemos sus historias. Ese nexo común es el que las llevará al detonante final, donde en su última media hora despliega todo su potencial.
En definitiva, la combinación de elementos que ha realizado la directora irlandesa es quasi perfecta, desde la trama, los decorados e incluso hasta la banda sonora que son productos de kilómetro 0. La fórmula le ha salido redonda para que los amantes del terror clásico podamos disfrutar de ella, incluso en más de un visionado. Muy recomendable.
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