Espacio sobre cine fantástico, ciencia ficción y terror, donde le damos cobijo a todo tipo de películas...

01 febrero, 2017

Evilspeak

Batiburrillo para echar el rato...

Caratula
  • Título traducido: El legado del diablo
  • Director: Eric Weston
  • Guión: Joseph Garofalo, Eric Weston
  • País: Estados Unidos Año: 1981 Duración: 89 min.
  • Música: Roger Kellaway  Fotografía: Irv Goodnoff
  • Compañía: Leisure Investment Company, Coronet Film
  • Intérpretes: Clint Howard, R.G. Armstrong, Joseph Cortese, Claude Earl Jones, Haywood Nelson, Don Stark
  • Género: Terror, Drama
Sinopsis
Stanley Coopersmith es un joven estudiante de una academia militar en la cual se está formando para ser un futuro soldado. Huérfano y algo torpón, serán suficientes condiciones para que los compañeros de clase se pasen todo el día abusando y burlándose de él. Pero mientras cumple un castigo encontrará por casualidad una pequeña celda donde al parecer se hacía culto al diablo, tema por el que se interesará y que le llevará más allá de lo imaginado...

Este es un clásico no muy conocido más allá de la culturilla del aficionado al género, y aún diría que hasta de aquél que no ha vivido (o revivido) el esplendor ochentero de este tipo de películas. Con el visionado de los primeros minutos ya nos damos cuenta de qué se trata, siendo transportados automáticamente a aquella época con esa atmósfera y esa banda sonora tan características y similares a otras de su misma calaña. Esta fue una de las agraciadas (o desgraciadas) películas que se incluyeron en la famosa lista de veto en el Reino Unido y catalogada como Video Nasty. Solamente por este hecho ya se merece una oportunidad de visionado...

La película bebe directamente del gran clásico de Brian de Palma, Carrie (1976), donde tanto la situación personal de la protagonista como los incidentes que ocurren al final, a rasgos generales, tienen muy claros parecidos. Aún así, siempre es de agradecer ver una película de terror en que las injusticias sufridas por el más débil del grupo son pagadas mediante actos diabólicos, haciendo padecer con creces al acosador el peso de la ley del Talión.

Hay que decir que le cuesta un poco coger el ritmo y que hasta los últimos quince minutos de película no se arranca con el festival de terror, que a priori es lo que estábamos esperando, pero el viaje hasta este punto tampoco está tan mal. Al amigo Clint Howard le cae como anillo al dedo el ser víctima de acoso, interpretando el papel con bastante solvencia (gracias también a su característica e inolvidable fisonomía) y viendo la evolución de la transformación de su personalidad hacia los infiernos más profundos.

El resto de personajes que apoyan la historia están mucho menos trabajados, incluso hasta el punto de poder prescindir de alguno de ellos que no aporta nada a la misma, pero es un rasgo habitual en estas películas de bajo presupuesto y de esta época. Incluso hasta me atrevería a decir que si no fuese así, no se vería con los mismos ojos de videoclub con los que revisitamos estos títulos...

Pero bueno, que al final hay que sacar esas pequeñas cosas que hacen que estas películas se diferencien de las demás, y en este caso tenemos varias de ellas. Aquí encontramos, por ejemplo, el uso de un ordenador por parte del protagonista para investigar material sobre ocultismo, e incluso para realizar los conjuros necesarios e invocar a Satanás. Una fusión de elementos que aunque parezca muy aberrante (que lo es), la verdad es que es muy curioso. Al final el invocado vuelve a la vida a través de la máquina y la imaginería para mostrarlo con efectos caseros es una delicia.

Igualmente, ese acto final donde le da matarile a sus acosadores, es otro festival que no se debe dejar de ver. El utilizar cerdos como los poseídos enviados por el Diablo para darles caza, o esos golpes de espada que nuestro protagonista poseído ofrece a diestro y siniestro, son lo mejor de la película. En definitiva, es una cinta algo olvidada que merece ser rescatada de los trasteros y darle una oportunidad. Quizá no sea para todos los gustos, pero para los amantes del fantastique es una visita obligada.

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