Sólo Troma es capaz de adoptar un hijo así...

- Título traducido: Fin de semana de pesadilla
- Director: Henri Sala
- Guión: George Faget-Benard, Robert Seidman
- País: Reino Unido Año: 1986 Duración: 85 min.
- Música: Martin Kershaw Fotografía: Robert M. Baldwin, Denis Gheerbrant
- Compañía: Troma Entertainment
- Intérpretes: Debbie Laster, Dale Midkiff, Debra Hunter, Lori Lewis, Preston Maybank, Wellington Meffert, Kim Dossin, Andrea Thompson, Kimberley Stahl, Bruce Morton, Karen Mayo-Chandler, Nick James, Robert John Burke, Jack Adams, Dean Gates, Marc Gottlieb
- Género: Terror, Ciencia Ficción
Sinopsis
Un brillante profesor inventa un complejo dispositivo que permitirá cambiar el comportamiento de las personas, para así poder conseguir que la sociedad sea mucho más amable y sin maldad alguna. Pero alguien que se esconde en las sombras lo querrá robar para sus propios fines...

A rasgos generales, la trama trata sobre un científico que está realizando una investigación para poder cambiar el comportamiento de las personas a través de un dispositivo de última generación, con el objetivo de hacer un mundo happy flower y vivir todos felices y contentos. Pero sin saberlo, su compañera de faena le está haciendo el salto con un mafioso de las sombras, el cual le ha untado para que le facilite dicho artefacto y poder usarlo para otros menesteres.
Esta es la deducción que se puede sacar una vez vista completamente, ya que para montar el rompecabezas que nos propone, se ha de tener la visión más amplia posible (y ganas para ello), ya que hay tal infinidad de inputs que nos harán perder el foco. Eso sí, la mayoría de ellos, como es de ley, no sirven para nada en el desarrollo de la historia, mas que para rellenar metraje y dejarnos un poco con el culo torcido... pero es lo que nos mola.
Y es que no se puede pedir más de una coproducción conjunta entre EUA, Gran Bretaña y Francia, habiéndose escrito el guion en los dos idiomas, para que todos los del equipo se pudiesen enterar de qué iba la cosa. Viendo el resultado, quizá aún se les lio un poco más el tema, per si además lo dejamos todo en manos de un realizador que se ha dedicado al soft y hardcore a lo largo de su carrera, podemos esperar una dirección y un montaje de lo más estrepitosos posibles.
Ya no es cuestión de hablar sobre interpretaciones (porque no existe baremo alguno para medirlas) de sus (no) actores, ni de las técnicas usadas durante toda la producción para sacar esto adelante, sino que se trata de encontrarle el punto adecuado en el que lo que estamos viendo en pantalla no nos haga sangrar los ojos ni hacer que se diluya el cerebro saliendo licuado por las orejas. Encontrar ese equilibrio, es lo más fundamental.
Como claro ejemplo, si aún no hay un convencimiento firme para verla, explicar que el sistema por el cual se procede a cambiar la voluntad de las personas es de forma telemática. Esto es, la susodicha máquina escoge un objeto al azar que esté próximo a la víctima, lo transforma en una bola de acero y, por telequinesis, se lo hace ingerir para que le genere los cambios emocionales desde su interior...
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