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09 octubre, 2018

Sitges 2018 ~ Día 5

Llegamos al ecuador del festival y siguen cayendo grandes títulos que se esperaban con antelación, los cuales nos van dosificando los programadores del Festival para no empacharnos de golpe. Ayer fue una jornada muy de provecho, pero solamente una de las películas vistas fue la que se nos quedó grabada en la memoria para reposar tranquilamente a posteriori.

Comenzaba la jornada con un thriller de producción argentina, segundo largometraje que dirige Armando Bo, oscarizado por el guión de Birdman (Iñárritu, 2014), y que tiene el contundente título de Animal (2018).

Más allá de lo que pueda parecer precisamente por eso, por el significado de su título, esta película aborda la situación de un hombre bien posicionado económicamente que le urge la necesidad de un trasplante de riñón para continuar viviendo. La trama se va complicando poco a poco a medida que se le agotan las posibilidades legales, hasta que decide cruzar la línea y buscar otras alternativas. A partir de aquí, y tal y como iba creciendo la intensidad hasta el momento, sufre un estancamiento en su desarrollo que nos deja con ganas de más, o al menos algo menos convencional y no un desenlace tan ingenuo (para este festival). Una lástima, porque realmente la interpretación de Francella es magnífica.

La siguiente del día era la película que todos estábamos esperando tras las polémicas levantadas en el festival de Cannes. Se trataba del último trabajo del siempre polémico Lars Von Trier, la magnífica The house that Jack built (2018).

La propuesta de desarrollar en pantalla la figura de un asesino en serie como no se veía desde hacía tiempo, con un humor tan negro, explícito en la violencia y con un magnífico Matt Dillon como protagonista, han hecho que esta sea una de las mejores propuestas en lo que llevamos de festival. El director saca sus mejores armas para hipnotizar al espectador (de este Festival, no de otros) y atraerlo hacia sus inquietudes personales, que en forma de metáforas nos va inyectando poco a poco para declararse como un dios del arte. Como siempre no ha dejado a nadie indiferente, pero nosotros ya estamos deseando volverla a ver de nuevo.

Tras el extásis generado en la anterior proyección, el siguiente turno en nuestra planificación era para la iraní Pig (2018) de Mani Haghighi.

La película nos cuenta en tono de comedia la cacería que van sufriendo los directores de cine más punteros del país en manos de un fanático asesino en serie, y de como nuestro protagonista se va salvando de la decapitación sin saber el por qué. Y es que tras un prometedor inicio, la película va decayendo en la monotonía y el desinterés por parte del espectador, los gags van perdiendo fuelle y las situaciones que se van sucediendo hacen perder el rumbo de la misma.

La siguiente era I think we're alone now (2018), segundo largometraje que realiza tras las cámaras la directora estadounidense Reed Morano.

Interesante y entretenida propuesta post-apocalípitica que tiene como atractivo a dos actores que actualmente están bastante de moda por sus recientes trabajos. Más allá de esto y aunque la trama sea bastante convencional, la verdad es que el desarrollo de la misma y ese punto de incógnita por saber qué es lo que ha sucedido, hacen que no se haga para nada pesada. El punto fuerte para ello radica en unos personajes bien trabajados que conectan rápidamente con el espectador, haciéndole cómplice desde los minutos iniciales.

Y para rematar la jornada, el entretenido thriller de origen danés Journal 64 (2018) de Christoffer Boe.

Cuarta entrega de esta saga que nos cuenta las aventuras y desventuras del Departamento Q de investigación policial. Esta vez rebusca en los archivos del pasado para esclarecer un caso de asesinato múltiple descubierto en la actualidad por casualidad. Una trama que irá saltando en la línea temporal mediante flashbacks para ir desvelando el horror sucedido años atrás y que a día de hoy sigue vigente por sus mismos protagonistas. Una historia que aprovecha para hacer crítica social hacia ese nuevo resurgir de la extrema derecha en los países escandinavos. Muy entretenida.

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