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05 octubre, 2018

Sitges 2018 ~ Día 1

Por fin llegó el momento tras otro largo año de espera, y es que el 51º Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya ya ha dado su pistoletazo de salida, en una edición que viene consolidando los cambios que comenzaron en sus bodas de plata y aportando novedades que iremos viendo a lo largo de estos diez días.

Una edición que incluye en su programa 250 películas y a la que se ha invitado a directores como Peter Weir o M. Night Shyamalan, actores como Ron Perlman, Tilda Swinton, Nicolas Cage o Ed Harris, e importantes figuras de la industria cinematográfica como Douglas Trumbull o Greg Nicotero. Todos ellos grandes nombres conocidos por el público aficionado, al cual se le brinda la posibilidad de poder verlos en persona e incluso de intercambiar algunas palabras en las masterclass.

Pero de momento centrémonos en lo que aconteció la jornada de ayer, donde nos pudimos estrenar con la proyección de la nueva entrega del director Quentin Dupieux, la inclasificable Au Poste! (2018), la cual entraba dentro de la sección Oficial Fantàstic Competició.

Desde que descubrí a este director con la proyección de Rubber (2010) en este mismo festival, no me he perdido ni uno de los trabajos que vinieron a posteriori. En esta última película ha querido rendir homenaje al cine negro de los 70, ubicándonos en aquella época y desarrollando un caso en el que se investigará un asesinato, pero por supuesto, haciéndolo de manera poco convencional.

Y aunque no haya cogido el camino más surrealista y absurdo como hizo en Réalité (2014), la verdad es que se huele a millas su impronta personal. La consecución de gags que inundan los diálogos de sus personajes, a cada cual más particular, hacen de ella otra maravillosa delicia para disfrute de este tipo de humor. Eso sí, como siempre, tanto el inicio como el final son de lo más... weird.

La siguiente en nuestro planning era otro de los platos fuertes de este Festival, que además de venir anunciándose con bombo y platillo, traía consigo una poco unánime publicidad desde que se estrenara en Venecia. Se trata de Suspiria (2018) de Luca Guadagnino, la cual además fue escogida para ser proyectada en la gala de inauguración.

Todos teníamos ganas de echarle mano y la verdad es que no ha defraudado, al menos desde el punto de vista crítico, ya que ha conseguido disparidad de opiniones. Yo soy de los que no le ha decepcionado, aunque tampoco ha sido la delicia que muchos decían. Me ha gustado, sí, pero con matices.

Ya de momento decir que no se parece nada en la original, mas que en la historia base. Guadagnino ha apostado por coger un camino totalmente distinto, centrándose más en el aspecto brujeril que no tanto en el desarrollo de la protagonista. Por una parte se agradece, ya que rellena espacios que en la original quedaban para la sugestión, pero por otro creo que se ha excedido en dar explicaciones. Parece como si quisiera abarcar demasiados parámetros, dejando la película en algún tramo algo perdida sin dejar nada claro, haciendo que pierda consistencia. Quizá habrá que concederle otro visionado una vez digerido este...

Y aún siendo el primer día, la siguiente película en la programación fue otra de las que tanto se ha hablado durante estos meses previos al Festival, sobretodo desde su estreno en Cannes. Estamos hablando del nuevo trabajo del siempre polémico y controvertido Gaspar Noé, Climax (2018).

Como ya viene siendo habitual en este director, su último trabajo vuelve a ser un intento para provocar al espectador, aunque esta vez no parece haberse desmadrado tanto. La historia se centra en un grupo de bailarines que celebra una fiesta para presentar la coreografía que llevarán a un concurso, pero la cosa se les va de las manos cuando se dan cuenta que alguien ha echado algún tipo de droga en la bebida.

Planos secuencia larguísimos, música electrónica estridente y bailes electrizantes, se convierten en un infierno a medida que va pasando el tiempo y apareciendo los efectos de las drogas en nuestros protagonistas. Comienzan por un estado inicial donde la euforia y la alegría les inunda, hasta llegar a un estado alucinógeno y agresivo con el que finalizan. Un viaje lisérgico que llevará al espectador al límite de su paciencia.

Y para bajar un poco la adrenalina después de dos películas tan extenuantes, el turno ha sido para  Asher (2018) de Michael Caton-Jones.

Drama con un corte decenas de veces visto en otras películas, que además para su pesar tiene una factura de telefilme que no le ayuda demasiado a levantar cabeza. Y aún teniendo un reparto con nombres más que conocidos, la verdad es que no ayudan a que mejore su situación, ni tan siquiera con un Ron Perlman al que parece que el papel no le pega ni con cola. Entretenida, pero no va más allá de un simple visionado.

Y para rematar la jornada, una película que por alguna razón ha entrado dentro de la programación de esta edición, Clara (2018) de Akash Sherman.

Puro drama romántico que utiliza como pretexto para entrar dentro del fantástico la investigación de vida extraterrestre. Excusa poco válida para una película ñoña sin aliciente alguno mas que los datos técnicos que dan, que a saber además si se acercan a la realidad o no. Nada acertada para este festival.

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