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22 septiembre, 2018

Zinemaldi 2018 ~ Día 1

Un año más volvemos a este festival que, tras tres ediciones visitándolo íntegramente, es ya una cita ineludible en nuestra agenda anual. En este 66º aniversario parecen ir consolidándose los cambios que se han venido produciendo durante los últimos años de la mano de su director, José Luís Rebordinos, en los que las diferentes secciones que componen el festival se van actualizando hacia esta nueva era del audiovisual, incluyendo películas provenientes de plataformas digitales, series de televisión y algún que otro título que se sale de la tónica habitual del certamen. 

Además, uno de los mayores reclamos para el público visitante (y por qué no decirlo, para nosotros también) viene siendo la alfombra roja, que en esta edición parece salirse de madre por la cantidad de nombres conocidísimos que se pasearán por ella y le darán ese toque de glamour que tan especial hace a este Festival. Una agenda que jornada tras jornada no nos va a dar respiro alguno si queremos abarcarlo todo.

Pero bueno, vayamos partido a partido como decía aquél, y comencemos con un resumen de lo que aconteció la jornada de ayer, en la cual solamente pudimos ver la proyección de un título, L'Homme Fidèle, de Louis Garrel.

Segundo trabajo de este joven director, más conocido por su faceta de actor en películas como The Dreamers (Bernardo Bertolucci, 2003), la cual marcó un gran salto en su carrera. Hijo de director (Philippe Garrel), se atreve de nuevo tras las cámaras y delante de ellas con una comedia escrita junto a Jean-Claude Carrière, en la que nos contarán un loco romance donde intervendrán su actual pareja en la vida real, Laetitia Casta, y una joven Lily-Rose Depp que parece ir cogiéndole el gusto a esto de actuar.

La película tiene un comienzo prometedor tras las primeras líneas de diálogo, las cuales rozan el absurdo pero que al ser proyectadas con tal seriedad por los actores, hacen que nos caigan en simpatía desde el minuto uno. A partir de aquí, la trama se va montando con cierta facilidad hasta llegar a un punto que parece no progresar, afectando al ritmo de la película y llegando a duras penas hasta el previsivo final. Aún así, el ejercicio propuesto no está nada mal, agradeciéndose la apuesta realizada de un humor poco (o nada) visto en la comedia francesa.

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