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09 octubre, 2017

Sitges 2017 ~ Día 4

Cuarta jornada, casi mitad de festival y seguimos teniendo alguna que otra sorpresa en la agenda que tenemos programada, así como las no planificadas de las que se oyen muy buenos comentarios.

Para comenzar el día, la primera de la mañana era Bushwick de Cary Murnion y Jonathan Milott.
Durante sus primeros minutos llama la atención del espectador con ese falso plano secuencia en primera persona, donde nos hace una pequeña introducción de lo que está sucediendo fuera. Pero a partir de aquí, la película comienza a desvariar con un guión que carece de solidez y de un mínimo de realismo en las acciones de sus personajes, llegando incluso a sacar alguna risa por la ridiculez de las mismas. Lo peor de todo es que parece pretender tomarse en serio lo que nos está contando. 

La siguiente fue Thelma de Joachim Trier.
Lenta pero cautivadora, esta película nos lleva por un viaje donde la protagonista descubrirá nuevas experiencias prohibidas por el catolicismo al cual está aferrada. Pero paralelamente, ese nuevo amanecer irá ligado también a entender lo que está sucediendo con su mente, canalizándolo todo hacia una conclusión final espectacular. Una película de terror sobrenatural escondida sutilmente en un cascarón romántico.

Luego era el turno de Sword Master de Derek Yee.
Basada en el clásico del wuxia, Death Duel (Yuen Chor,1977), esta película incorpora como novedad el estar rodada para ser vista en 3D, quedando este apartado como algo anecdótico sin más. Aún así, la película cumple con su cometido, manteniendo toda la esencia que los fans del género sabrán apreciar en una historia tradicional. Muy entretenida aún y a pesar de su extenso metraje.

Acto seguido era el turno para la irlandesa Gloves off de Steven Nesbit.
La verdad es que esperaba algo más de esta comedia sobre el mundo del boxeo, sobretodo por el tipo de humor con el que ha sido confeccionada, el cual he encontrado bastante facilón. Es entretenida, con un argumento sencillo pero resultón, y con un grupo de personajes de lo más peculiar, pero aún así no ha acabado de cuajar del todo.

Y una de las esperadas en este festival ha fue Creep 2 de Patrick Brice.
La verdad es que tal y como comentaba el director previamente al pase de la película, no era necesario haber visto la primera parte para disfrutar de esta segunda entrega. Aún así, aunque mantenga la misma esencia y cambie algunos de los factores de aquella para renovar la historia, no llega a ser tan potente ni mucho menos. Como complemento queda perfecta, pero no llega a ser la sorpresa tan cañera que fue hace dos años.

Y para finalizar la jornada, la francesa Le serpent aux mille coupures de Eric Valette.
Thriller de manual que peca de intentar desarrollar varias tramas a la vez sin llegar a tener solidez total en ninguna de ellas. Tanta diversificación hace que se pierda el interés e incluso algún tramo alargarse más de lo debido, perdiendo el sentido del ritmo. Eso sí, los minutos finales del desenlace son magníficos, muy a deber de los westerns clásicos.

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