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18 noviembre, 2016

Terrormolins 2016 ~ Día 7

Ayer en la programación del festival se incluyeron dos actividades vinculadas al mismo, aparte de las habituales proyecciones de la Sección Oficial de largometrajes. La jornada comenzaba por la mañana con una ponencia para estudiantes de secundaria, dada por un profesor de la ESCAC y que trataba sobre Los oficios en el cine. Una forma de dar a conocer las diferentes facetas que se pueden desarrollar dentro de este mundo.

Ya por la tarde y dentro del horario habitual se comenzó con la proyección de la película estadounidense Darling, escrita y dirigida por Mickey Keating.


Es una apuesta por un tipo de cine nada convencional, con un estilo narrativo basado en el impacto de las imágenes y los efectos sonoros, prácticamente nula en cuanto a diálogos de los personajes. Rodada completamente en blanco y negro, la película está dividida en actos, mostrándonos lo que se supone una evolución hacia la locura que sufre una joven encargada de cuidar una casa. La verdad es que aunque se intuya algo interesante en su inicio, la película se hace bastante lenta y difícil de digerir, quedándose en un ejercicio cinematográfico que no es apto para todos los gustos.

Al terminar la película se hizo una mesa redonda para presentar el primer libro que edita el festival, Puede ser contagioso, un título que liga perfectamente con el leitmotiv. En su interior se pueden encontrar diferentes análisis sobre la materia realizados por 12 autores especializados, coordinado todo ello por el director artístico del festival, Albert Galera.


Y tras una breve pausa para intercambiar opiniones con los autores que estaban presentes, firmas de los ejemplares,... se siguió con la sesión doble que cerraba el día. Primero fue el turno para The eyes of my mother, ópera prima del escritor y director Nicolas Pesce.


Otro ejercicio con un ritmo bastante moderado pero mucho más atractiva que la primera de la tarde. Nos cuenta en varios episodios la vida de una joven, desde su niñez hasta su edad adulta, la cual está compuesta de macabros momentos que han ido marcando su crecimiento y la concepción que tiene de todo. La verdad es que aunque sea una bizarrada la película entretiene, incluso hasta ha llegado a inquietar a algún espectador en sus asientos con algunas escenas explícitas.

Acto seguido y sin parar se ha proyectado la última película de la noche, K-Shop de Dan Pringle

Volvemos de nuevo a ver otra crítica hacia la juventud de hoy día, donde en las actividades nocturnas se pierde el control por culpa del alcohol y las drogas. La película trata sobre un joven estudiante que querrá hacer algo al respecto, utilizando como medio para ello el restaurante de kebabs de su padre. Una propuesta muy original que, aunque en algún tramo tome un tono más serio, la verdad es que en general es bastante divertida. Quizá se haga algo extensa con las dos horas que dura, pero sin ser pesada en ningún momento. Un buen cierre de noche.

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