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26 octubre, 2015

Turbo Kid

Volviendo a los ochenta otra vez...

Caratula
  • Título traducido: Turbo Kid
  • Director: Anouk Whissell, François Simard, Yoann-Karl Whissell
  • Guión: Anouk Whissell, François Simard, Yoann-Karl Whissell
  • País: Canadá Año: 2015
  • Música: Bernier, Leupi, Matos  Fotografía: Bernier
  • Compañía: EMA Films, Timpson Films
  • Intérpretes: Munro Chambers, Laurence Leboeuf, Michael Ironside, Edwin Wright, Aaron Jeffery, Romano Orzari, Orphée Ladouceur, Steeve Léonard, Yves Corbeil, Evan Manoukian, Anouk Whissell
  • Género: Ciencia Ficción, Comedia, Acción, Aventuras
Sinopsis
En un futuro postapocalíptico el agua escasea y es un bien preciado. La delincuencia está al orden del día, gobernada por un villano que proclama la tierra como suya y que nadie puede plantarle cara. Pero las fantasías de un joven se hacen realidad, convirtiéndose en una especie de justiciero el cual intentará derrocar los planes del malévolo dictador...

Está claro que el volver a lo retro, a los ochenta, a aquello en que los de la generación que fuimos a EGB disfrutamos en su día, está de moda. Parece que las ideas se han agotado y hay que recurrir una y otra vez a lo que en su día funcionó. ¿Pero ésto sirve para todos los públicos o solamente para los que vivimos aquella época? En esta película quizá haya cosas que pasen sin pena ni gloria para muchos de los jóvenes de hoy día y que para nosotros sea una auténtica reliquia, pero creo que funciona bastante bien como para contentar a todos los públicos...

Está claro, eso sí, que está dirigida a un sector concreto, ya que absolutamente toda ella es un completo escaparate a los ochenta. Desde las bicicletas BMX hasta el guante-mando del protagonista, pasando por la secuencia de créditos iniciales y la banda sonora. Todo, absolutamente todo, está hecho con tal cariño hacia aquella época que es muy fácil perderse en el sentimentalismo. Por otra parte, el nivel de violencia explícita mostrado supera lo habitual, que sumado al nivel cómico de la misma hacen que haya escenas realmente divertidas.

Y es que el argumento tampoco es nada del otro mundo. Nos encontramos en un futuro postapocalíptico donde el bien más buscado es el agua, la cual está controlada por un dictador, con lo que muy novedoso tampoco es. Aquí lo que cuenta es la forma, el envoltorio donde se ha metido todo este pupurrí, muy cuidado en todos los aspectos. Más que buscar la espectacularidad se ha buscado la efectividad, consiguiendo que con no muchos recursos todo se vea hecho con cariño. Una película que seguramente se irá directa al mercado doméstico, pero que es muy recomendable hacerse con una copia de la misma...

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