Casi sin darnos cuenta ya hemos pasado el ecuador del festival, que si nos detenemos para echar un vistazo atrás, no es poco lo que se ha vivido. Ayer comenzaba el fin de semana y con ello se extendía la programación con alguna película y actividad más de lo que es habitual en días de diario.
La sesión matinal comenzó con la proyección de los primeros cuatro episodios de la serie de animación Ronja, la hija del bandolero (Goro Miyazaki, 2017).
Esta es la primera serie en formato para televisión que ha creado el estudio Ghibli, la cual se basa en una novela sueca con el mismo título escrita por Astrid Lingdren y publicada en 1981. Con esta leve introducción podemos apreciar que se quiere volver al estilo de las series de los ochenta, pero con una técnica de animación actualizada en la que se han utilizando ordenadores.
Posteriormente, dentro de la sección retrospectiva hemos podido ver la película Naked Weapon (Ching Siu Tung, 2002).
De realización más reciente que las vistas hasta ahora dentro del ciclo, en esta película se puede apreciar ya cierto desgaste en este tipo de cine, llevando a la mujer a realizar el papel protagonista pero buscando más la belleza física que no las aptitudes para las coreografías de acción. Con un guión tremebundo, la verdad es que no va más allá de echarle un vistazo en reunión cervecera para echarse unas risas con ella.
Tras el descanso para reponer combustible, la tarde comenzaba con la genial masterclass de Andrew Leawold, donde aparte de presentarnos su libro The search for Weng Weng nos ha dado un repaso por el cine de serie B filipino en su época dorada.
Una charla de lo más amena donde apoyado con unos cuantos tráilers de la época, nos ha ido contando un poco por encima la evolución del cine de serie B en Filipinas. La verdad es que impresiona el saber que, tras la meca del cine (Hollywood), este país fue el mayor productor de películas a nivel mundial. Ya sea por los abaratados precios o por las condiciones del rodaje, pero muchos países optaron por realizar sus explotaciones allí. Todo esto y mucho más se puede encontrar en sus documentales dedicados al cine filipino.
Y ya por la tarde, comenzando con las proyecciones de la sección oficial, hemos podido ver la película china Duckweed (Han Han, 2017).
Con una puesta en situación un tanto alocada y visitando el genero de ciencia ficción superficialmente, esta película hace uso de un guión en tono de comedia con el que esconde una historia de reconciliación entre un hijo y su padre. Con unos personajes muy característicos y alguna que otra escena para el recuerdo, la película va pasando entretenidamente hasta su genial tramo final. Destacar el montaje y la banda sonora, que aunque no sean espectaculares acompañan muy bien al ritmo narrativo.
Y ya en los jardines, pudimos degustar un menú de comida india mientras veíamos en el escenario una clase de danza Bollywood, donde varios de los asistentes se unieron para iniciarse en este peculiar baile. Esto sirvió para calentar los motores de lo espectadores y prepararles para la siguiente proyección, Munna Michael (Sabbir Khan, 2017).
Otra locura bollywodiense con un leitmotiv enfocado justamente al mundo del baile, pero que como en todas ellas siempre han de incluirse el resto de ingredientes para que pueda pertenecer a esta denominación de origen, tanto acción como comedia como romances. La trama es sencilla pero se nota que en este tipo de producciones se invierte mucho dinero, dando al espectador el espectáculo que buscan. Muy entretenida, siendo una combinación perfecta el haberla proyectado al aire libre.
Y como hemos entrado ya en el fin de semana, la noche se alargó un poco más con la proyección en sesión golfa de Vampire cleanup department (Yan Pak Wing, Chiu Sin Hang, 2017).
Película de género vampírico que al final aboga más por la comedia romántica que por dar cuatro sustos al público. Aún teniendo muchos actores clásicos del cine de Hong Kong en su reparto y explicando algunos detalles de como entienden este mito en su cultura, la historia sigue siendo demasiado teenager para intentar seguir su ritmo y mucho menos habiendo sido proyectada de madrugada. Esperaba algo más de la misma.
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